Hay historias en todos lados: unas que te cuentan de pequeño y otras que las vives. Historias de fantasía, historias de la naturaleza, historias largas y otras muy cortas.
Esta es mi historia:
Soy Emi, pero mi mamá me decía de pequeña "mi capullito de alelí". Era su forma cariñosa de llamarme, aunque cuando estaba enojada decía Emily Daniela y luego venía algún regaño, como "no andes en medias" o "cámbiate la ropa". No recuerdo mucho de mi infancia, pero si algo tengo claro es la presencia del arte en mi vida. Mi mayor tesoro son las pinturas, los pinceles y los boceteros; los guardo como un verdadero tesoro.
Soy Emi, pero mi mamá me decía de pequeña "mi capullito de alelí". Era su forma cariñosa de llamarme, aunque cuando estaba enojada decía Emily Daniela y luego venía algún regaño, como "no andes en medias" o "cámbiate la ropa". No recuerdo mucho de mi infancia, pero si algo tengo claro es la presencia del arte en mi vida. Mi mayor tesoro son las pinturas, los pinceles y los boceteros; los guardo como un verdadero tesoro.
Cuando crecí, me di cuenta de que lo único que no había cambiado en mi vida era esa sensación de paz y alegría que sentía al pintar. Pero ahora era diferente: se convirtió en mi trabajo, y eso me hace increíblemente feliz.
Me encanta trabajar en proyectos sociales y medioambientales. Y el mundo de la ilustración infantil se ha convertido en mi pasatiempo favorito: conocer bibliotecas, leer libros, navegar por cada página y descubrir historias. Esas historias que antes parecían ajenas, ahora son parte de mi vida, las escribo, las ilustro, las siento en el corazón.
